OLOR A FERIA
Al entrar a
desayunar en el bar de costumbre, Juan el candidato, notó algo distinto. A su
paso, la gente volvía la mirada con mueca contrariada. Quizás todo el mundo
supiera que lo suyo con Ana, la hermana de su mujer era más que un lío…pero eso
era poco probable. Intentó, como otros días, compartir la alegría de la noche
de feria, pero todo el mundo parecía tener prisa esa mañana. Asustado miro al
camarero y pidió el rebujito final. Tal vez hubieran adivinado que durante
años, desvío fondos públicos a su propia cuenta...¡y eso quién no lo hacía!
Con pesar por estar solo, pero sin un ápice de culpa, miro hacia el
suelo y comenzó a sonreír… ¡así que era eso, de lo que la gente huía!...una
inmensa boñiga de caballo pegada a sus zapatos… ¡olor a feria! (que disimulaba
su propio olor)
P.D. Para nuestra
suerte, la boñiga creció día tras día y termino por ahogarlo.
Ja, ja... Mu güeno.
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